La elección de un estor no es tan sencilla como parece. Nos pensamos que es una simple tela que enganchada a una cuerda que nos permite subirlo y bajarlo fácilmente, igual que una persiana, pero no es así. A la hora de elegir un estor hay que tener claro los tipos que existen y los pros y los contras de cada uno de ellos: - Estor de varillas: Con varillas transversales que delimitan sus pliegues. Suben y bajan condicionados por las medidas entre pliegue y pliegue. Es el que más se instala, ya que es fácil de montar y desmontar para su lavado.
- Estor a paqueto: Es similar al anterior pero sin varillas. Por ello, al subirlo, se dobla de forma irregular, dando un aire natural y suave al estor.
- Estor veneciano clásico: Se diferencian del anterior en que la tela lleva un fruncido en varios puntos, que denota abundancia de tejido. Da un aire sofisticado y pesado al estor.
- Estor enrollable: Mecanismo similar a una persiana. Cuando se sube queda totalmente enrollado en el tubo superior. Sólo acepta tejidos técnicos o laminas especiales sin mantenimiento domestico, pues no pueden ser separados del tubo para ser lavados.
- Estor enrollable con guías: Es una variedad del estor enrollable que se instala en ventanas con formas no comunes, como en buhardillas o en terrazas cerradas. Se diferencia del anterior tipo en que el perfil inferior es conducido en los extremos por unas guías laterales o cables tensados.
- Estor de lamas o veneciana: Se emplea en oficinas o en ambientes juveniles. Está fabricado de plástico, aluminio o madera. Además de subir y bajar, las diferentes lamas que lo forman, se pueden orientar y así buscar más o menos iluminación.
- Estor japonés: Varios paneles independientes y rígidos que se cruzan entre sí para abrirse. Lo pueden hacer por la mitad o hacia un lado (derecha o izquierda)