- Centrarse en la realidad. Es muy difícil volver a la rutina pensado lo mucho que se ha disfrutado durante las vacaciones. Hay que enfrentarse al día a día con los aspectos más agradables de la rutina y olvidar aquellos pensamientos que nos trasladen de nuevo al pasado y a opciones que ya no son factibles.
- Ocio personal obligatorio al día. Para estar activo y cumplir perfectamente con las tareas del trabajo, hay que respetar cada día el tiempo para uno mismo. Es necesario programar un tiempo de ocio personal -ya sean 15 minutos o 2 horas- pero se hace imprescindible un tiempo de disfrute personal para ajustar la vida a los nuevos ritmos de la rutina.
- Agradece las vacaciones. Hay que tener en cuenta que no todo el mundo puede disfrutar de un tiempo de vacaciones.
- Baja cuanto antes de la nube. El ocio y la desconexión provoca una sensación de bienestar que hace que «la euforia vacacional» nuble la realidad, el día a día y las obligaciones. Las metas ha de ser muy concretas, medibles y realistas, de otro modo solo valdrá para caer en la frustración.
- Pensar a corto plazo. En vez de soñar con el próximo verano hay que hacerlo con el próximo fin de semana. La meta corta estimula, la muy larga, incomoda. Prepara alguna escapada o plan de fin de semana que te estimule y te anime.
- Incorporar hábitos de las vacaciones a la rutina del trabajo. Por ejemplo salir cada tarde a dar un paseo, pero es posible hacerlo sin mayor esfuerzo cada día después de trabajar.
- Come equilibrado y duerme bien. Es importante llevar una vida sana. No hacen falta dietas, basta con tener una alimentación equilibrada y practicar algo de deporte.